Vida

Esta etapa de tranquilidad no deja a Niel en su zona de confort. Desde su niñez él tenía las cosas claras sobre el dinero, sus sueños y cómo lograrlo, trabajando arduamente. Sin embargo, la forma de lograr mayores beneficios económicos y disfrutar de ellos lo hacía distinto al promedio de trabajadores en el mundo. Con DXN, Niel entendió que esa diferencia estaba bien, que era para quienes ven con rapidez el éxito en sus vidas, los que quieren cumplir sus sueños; el camino de los ganadores, con una empresa de prestigio mundial y transparente organización, con el respaldo de 25 años de trayectoria y más de siete millones de afiliados a nivel mundial.

Los primeros acercamientos de Niel Arroe a DXN Perú fueron en el 2009, aunque él explica que la idea de emprender ya la tenía desde muy niño. Años atrás, en su natal Andamarca, Huancayo, él ya tenía la curiosidad por manejar el dinero, aunque señala que nunca recibió algún tipo de orientación para emprender o sobre temas relacionados a generar ingresos por parte de su familia

De niño, con el afán de obtener ingresos, se puso a ayudar a su primo en la venta de gelatinas. Sin embargo, él recibía solo caramelos como paga. No conforme, empezó a ayudar en la preparación de gelatinas para luego poder hacerlas solo. Tras ello, experimenta el poder de la fuerza de ventas, solicitando a algunos niños del pueblo que le ayuden a vender las gelatinas a cambio de dulces.

Como cualquier niño, Niel deseaba pasar tiempo jugando, aunque su madre le decía que eso era de ociosos, por ello iba a las afueras del pueblo a jugar, siendo sus únicos juguetes unas piedras que simulaban ser autos de juguete, y un montículo de tierra donde construiría sus carreteras. Esas limitaciones caracterizaron su infancia y fueron alimentando su deseo de prosperar.

Deseoso de llegar lejos, él esperaba viajar por varias ciudades del mundo, las cuales solo las conocía por una revista que su primo le regaló. Sin embargo, su madre lo limitaba a quedarse en su pueblo, por ser hijo único. Su futuro iba a seguir siendo Andamarca, donde solo podía llegar a ser profesor o policía. El tope puesto tenía la intención de que él mantenga las tierras de su familia. Por tal motivo, a los doce años, Niel inventó una carta para mudarse a Tingo María con sus tíos, buscando un mejor futuro. Sin embargo, la realidad que encontró fue similar, tuvo que ayudar ordeñando a las vacas, repartiendo la leche en el pueblo y agrupando a los becerros, decide trabajar con su primo en el lavado, engrasado de autos y en el almacén de la factoría. Su motivación por seguir formándose como un hombre exitoso y de bien, lo lleva a enlistarse al Ejército del Perú hasta terminar su carrera militar. Tras la experiencia castrense, y no conforme con eso, fue a vivir a la ciudad de Huánuco para estudiar Derecho en aquel momento de su vida, Niel Arroe notó que estaba haciendo las cosas por las comparaciones que su familia le hacía respecto a sus primos que ya eran profesionales.

“Solo estaba acumulando títulos para demostrar ser el mejor en mi familia. Me di cuenta que el estudio era bueno como cultura general pero no me iba a dar la libertad financiera. Sabía que debía haber una oportunidad para hacer negocios y ganar dinero, así que empecé a investigar e indagar”, dice Niel.

Su deseo de libertad económica lo llevó a probar diversos oficios, siendo uno de ellos la venta de autos importados en Pucallpa. Si bien sus ingresos eran significativos, menciona que era un trabajo muy sacrificado y absorbente. Ahí nace un cuestionamiento sobre si existía alguna manera inteligente de obtener dinero. Fue entonces que conoce de las redes de mercadeo.

Como abogado, estuvo escéptico de este sistema de negocio. “Vi en mi país y en otros países colapsar tantas compañías”, señala. Tras una reunión donde le presentan un libro de negocios “El cuadrante del flujo de dinero”, él supo que debía de seguir la línea de un dueño de negocios, quien usa “un sistema que ya está aprobado y que funciona utilizando el apalancamiento de otras personas”.

Ser dueño de negocios lo logró con DXN Perú. Los grados académicos pasaron a un segundo plano, la lectura de diversos libros de educación financiera y seguir a personas que tenían éxito en este tipo de negocios, se volvió su norte. Los más de veinte años de experiencia en redes de mercadeo y su pasión por la lectura, le ayudaron en estos ocho años de crecimiento de DXN en Perú.

“El que la busca, la consigue”, dice Niel. Así le sucedió. Antes de DXN, estuvo en alrededor de 20 compañías donde aprendió que el dinero iba a llegar, pero iba a tomar tiempo construir una red sólida y estable. Varias de estas compañías eran negocios piramidales donde se suele invertir considerables cantidades de dinero, algunas con productos ‘prometedores’, ‘curativos’ o compañías donde tienes que inscribir a otras personas hasta llegar a altos rangos. El problema pasa porque duran un tiempo, luego colapsan y terminan desapareciendo. El dinero llega y se va rápido, sin un beneficio a largo plazo. Después de las fallidas experiencias, buscó algo más seguro, una compañía más correcta y honesta. En el 2009 llegó a conocer DXN mediante Rafael Díaz, Miluska Alvarado, Alina Távara y María Lourdes Paja. “Lo curioso es que esta compañía estaba en Malasia”, cuenta Niel. Tras revisar más sobre DXN, supo que la compañía era correcta, honesta, integral y con productos maravillosos, “y dije: esta compañía tiene que estar en Perú”. Así empezó la historia y la relación entre Niel y DXN.

En el ranking de empresas de venta directa en el mundo del 2017 (de la Direct Selling Association — DSA), DXN se encuentra en el número 22, es la segunda en su país. Además, DXN cuenta con la certificación Halal (Consejo Islámico de Alimentos y Nutrición), buenas prácticas de fabricación GMP, aprobación de la agencia estadounidense FDA (Food and Drug Administration), de la Therapeutic Goods Administration (TGA) del departamento de Salud del gobierno australiano, y el ISO 9001 y el 14001. Ello le ha dado prestigio de calidad mundial a la compañía que también tiene plantaciones en China y que se ha proyectado a dar mayor variedad de productos con Ganoderma.

DXN inició operaciones en el Perú, oficialmente, el 18 de enero del 2010 como DXN International Perú S.A.C. Niel Arroe y su esposa Lisbeth Souza, Rafael Díaz, Alina Tavara, Lourdes Paja y muchos más líderes peruanos fueron los pioneros y fundadores en traer la empresa y los productos de la compañía asiática al país sudamericano. Antes de que la compañía esté inscrita en el país, ellos recorrieron toda la costa, sierra y selva dando a conocer a la población peruana los productos de DXN, ricos y saludables con Ganoderma. Los ingresos económicos le daban motivación a Niel, a pesar de que la cantidad era todavía menor. Sin embargo, su paciencia le generó frutos a él y a DXN en Perú.

Tras ocho años en el Perú, ya hay 66 centros de servicios de DXN, lo que le ha valido a Niel viajar por República Dominicana, Cuba, Cancún, Dubái, incluso a Malasia, donde están las plantaciones de DXN y en la que inició la compañía, en 1993 de la mano del Dr. Lim Siow Jin. “Ya podemos decir que DXN está establecida en el Perú, los productos se han posicionado en el mercado peruano y somos líderes en venta por más de dos años”, indica Niel. Su octavo aniversario fue un rotundo éxito al congregar a más de 4’500 personas.